Hay pequeñas cosas que nos ponen de buen humor, que nos dan buen rollo, algunas como el sol o que mi perro me despierte con la pelota en la boca se escapan a nuestro control; otras como un café al despertar o una ducha con un gel con un aroma que nos encanta son cosa nuestra. A mí hay algo que, no sé por qué razón me da muy buen feeling, algo tan simple como la purpurina. Tengo 27 años y me gusta la purpurina como a un niño pequeño, simplemente me hace feliz. ¡Menuda tontería!
Soy consciente de que es un componente comprometido en la cosmética (en el maquillaje bueno, tiene algo más de aceptación sobre todo entre las más jóvenes, a mi no me gusta en este caso) y por eso creo que el producto que os traigo hoy va a traer opiniones encontradas: o lo vais a odiar u os volverá loquísimas. Yo me encuentro sin duda en el segundo grupo. El producto en cuestión no es otro que los polvos corporales First Snow de Edición Limitada de Lush, y es que Lush nos trae las ediciones navideñas cuando aún brilla el sol, para que podamos disfrutarlas durante más meses.
Esta maravilla lleva en mi poder ya casi tres semanas, y desde entonces los estoy usando a diario y a destajo, sin medida, en prácticamente todo el cuerpo, y todavía me quedan como tres cuartos de polvos mágicos para disfrutar. Antes de perderme en elogios hacia todo lo que me gusta First Snow, vamos a ver qué utilidad tiene, porque la tiene aunque está escondida. Los primeros polvos corporales que llegaron a mi poder fueron los Picardías. Entre que el olor a jazmín no casa demasiado con mi personalidad (huelen genial pero me gustan los aromas más frescos, más empolvados...), y que no les veía utilidad alguna pues los polvos quedaron en el olvido. Pero tenía un par de cremas corporales de Lush, terriblemente untosas y pesadas que tenía que gastar, y aquí es donde entra la utilidad de los polvos: aplicados tras la corporal untosa permiten que esta no resulte tan grasienta. Si me apuráis los First Snow hacen mejor esta función que los Picardías.
Pero lo que más me gusta de estos corporales son sin duda los destellos que deja en la piel: pequeñitos, plateados y bien concentrados. Aquí está la nota de la discordia que os decía, porque sé que a muchas el shimmer no os gusta. A mi me pone de muy buen humor, y me encanta levantar un brazo y ver que brilla. Y el brillo perdura y perdura, y más si se ha aplicado tras la crema hidratante, de hecho no se va hasta que se pasa por la ducha. Ni que decir tiene que la ropa queda llena de shimmer plateado que tampoco desaparece hasta que lava. Pero hay muchos tipos de shimmer... este se ve con cualquier luz, incluso con la luz tenue de la biblioteca en la que trabajo veo el brillo; evidentemente si la luz es más dura (como la del sol) se ve más, y cuanto más polvo aplicamos más se ve (yo ya os digo que lo uso a destajo). En la piel queda muy bonito, visto de lejos da un brillo satinado y uniforme que en el escote queda simplemente divino a cualquier hora. No es como llevar purpurina, es casi como un aura... No voy a decir que sea discreto, pero la gente no se da cuenta de que la piel ajena brilla hasta que no se les comunica (no vayáis a pensar que la gente se me queda mirando en el metro porque parezca uno de los cursi-vampiros de las novelas de Stephenie Meyer). La siguiente foto la hice con un objetivo con 10 aumentos y luz solar.
El aroma de los polvos es cítrico, suave, muy agradable. Me encantaría deciros que perdura en la piel pero no es así, hoy me los he puesto hace un par de horas y ya no hay olor (pero sí brillo, mucho brillo). Es genial y se percibe mientras se están aplicando. La textura es como la del talco, son polvos sueltos con lo que al aplicarlos hay que tener un poco de cuidado para no pringar el suelo del baño (yo no tengo cuidado y el suelo marrón chocolate de mi baño brilla que es un gusto). No deshidratan, ni resecan la piel.
En cuanto a los ingredientes contiene Harina de Maiz, brillantina (aluminio y dióxido de titanio, que pueden asustar pero tened en cuenta que no penetra en la piel, que no cunda el pánico y la histeria colectiva), Talco, Geoperla de Cristal Arcoíris (suena un poco a unicornios), Aceite de Naranja Dulce, Aceite de Coñac (muy utilizado en las ediciones limitadas de navidad de Lush), Aceite de Lima...
En resumen, no es un producto imprescindible, puede ser útil a la hora de atenuar el efecto de corporales untosas y grasientas o si se nos va la mano con el aceite de ducha, o incluso para un look fiestero o de Año Nuevo... Pero garantiza buen humor, eso seguro, por eso yo los utilizo a diario especialmente en brazo y escote, y por eso pienso hacerme con un buen arsenal para tener polvos corporales brillantes y plateados durante todo el año. En cuanto al precio, asequible: 7,95 € por 30 gramos, para un producto con una durabilidad de 3 años.
¿Qué os parecen? ¿Os encantan u os espantan?
Soy consciente de que es un componente comprometido en la cosmética (en el maquillaje bueno, tiene algo más de aceptación sobre todo entre las más jóvenes, a mi no me gusta en este caso) y por eso creo que el producto que os traigo hoy va a traer opiniones encontradas: o lo vais a odiar u os volverá loquísimas. Yo me encuentro sin duda en el segundo grupo. El producto en cuestión no es otro que los polvos corporales First Snow de Edición Limitada de Lush, y es que Lush nos trae las ediciones navideñas cuando aún brilla el sol, para que podamos disfrutarlas durante más meses.
Esta maravilla lleva en mi poder ya casi tres semanas, y desde entonces los estoy usando a diario y a destajo, sin medida, en prácticamente todo el cuerpo, y todavía me quedan como tres cuartos de polvos mágicos para disfrutar. Antes de perderme en elogios hacia todo lo que me gusta First Snow, vamos a ver qué utilidad tiene, porque la tiene aunque está escondida. Los primeros polvos corporales que llegaron a mi poder fueron los Picardías. Entre que el olor a jazmín no casa demasiado con mi personalidad (huelen genial pero me gustan los aromas más frescos, más empolvados...), y que no les veía utilidad alguna pues los polvos quedaron en el olvido. Pero tenía un par de cremas corporales de Lush, terriblemente untosas y pesadas que tenía que gastar, y aquí es donde entra la utilidad de los polvos: aplicados tras la corporal untosa permiten que esta no resulte tan grasienta. Si me apuráis los First Snow hacen mejor esta función que los Picardías.
Pero lo que más me gusta de estos corporales son sin duda los destellos que deja en la piel: pequeñitos, plateados y bien concentrados. Aquí está la nota de la discordia que os decía, porque sé que a muchas el shimmer no os gusta. A mi me pone de muy buen humor, y me encanta levantar un brazo y ver que brilla. Y el brillo perdura y perdura, y más si se ha aplicado tras la crema hidratante, de hecho no se va hasta que se pasa por la ducha. Ni que decir tiene que la ropa queda llena de shimmer plateado que tampoco desaparece hasta que lava. Pero hay muchos tipos de shimmer... este se ve con cualquier luz, incluso con la luz tenue de la biblioteca en la que trabajo veo el brillo; evidentemente si la luz es más dura (como la del sol) se ve más, y cuanto más polvo aplicamos más se ve (yo ya os digo que lo uso a destajo). En la piel queda muy bonito, visto de lejos da un brillo satinado y uniforme que en el escote queda simplemente divino a cualquier hora. No es como llevar purpurina, es casi como un aura... No voy a decir que sea discreto, pero la gente no se da cuenta de que la piel ajena brilla hasta que no se les comunica (no vayáis a pensar que la gente se me queda mirando en el metro porque parezca uno de los cursi-vampiros de las novelas de Stephenie Meyer). La siguiente foto la hice con un objetivo con 10 aumentos y luz solar.
El aroma de los polvos es cítrico, suave, muy agradable. Me encantaría deciros que perdura en la piel pero no es así, hoy me los he puesto hace un par de horas y ya no hay olor (pero sí brillo, mucho brillo). Es genial y se percibe mientras se están aplicando. La textura es como la del talco, son polvos sueltos con lo que al aplicarlos hay que tener un poco de cuidado para no pringar el suelo del baño (yo no tengo cuidado y el suelo marrón chocolate de mi baño brilla que es un gusto). No deshidratan, ni resecan la piel.
En cuanto a los ingredientes contiene Harina de Maiz, brillantina (aluminio y dióxido de titanio, que pueden asustar pero tened en cuenta que no penetra en la piel, que no cunda el pánico y la histeria colectiva), Talco, Geoperla de Cristal Arcoíris (suena un poco a unicornios), Aceite de Naranja Dulce, Aceite de Coñac (muy utilizado en las ediciones limitadas de navidad de Lush), Aceite de Lima...
En resumen, no es un producto imprescindible, puede ser útil a la hora de atenuar el efecto de corporales untosas y grasientas o si se nos va la mano con el aceite de ducha, o incluso para un look fiestero o de Año Nuevo... Pero garantiza buen humor, eso seguro, por eso yo los utilizo a diario especialmente en brazo y escote, y por eso pienso hacerme con un buen arsenal para tener polvos corporales brillantes y plateados durante todo el año. En cuanto al precio, asequible: 7,95 € por 30 gramos, para un producto con una durabilidad de 3 años.
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