Hace muchos meses contactó vía email conmigo la creadora de una serie (infinita) de jabones artesanales que llevan por nombre Chuches de Mujer, con la finalidad de presentármelos. Estos jabones hacen las delicias de todas aquellas que, después de mucho insistir, hemos terminado por acostumbrarnos a utilizar pastillas de jabón en nuestra ducha diaria (y si además están bien hechas, a mano, con mucho cariño y con unos ingredientes totalmente naturales la cosa se vuelve si cabe aún más irresistible). En cuanto leí el email como os podréis imaginar me metí de lleno en su página web (un humilde blog) y me puse a curiosear la interminable lista de jabones y traté de elegir el que más me llamaba la atención. Me fue imposible…
Intercambiamos emials, hablamos un par de veces por teléfono, pero estas vidas madrileñas ajetreadas nos impidieron concretar finalmente la cita (y yo mientras tanto me moría de ganas por ver aquellas delicias en directo…). La cosa se enfrió y el contacto se perdió. Hasta que la casualidad me permitió hace unas semanas toparme de nuevo con ellos, esta vez en vivo, aunque sin querer.
Había quedado con unas amigas para desayunar-comer y llegamos demasiado pronto al garito al que íbamos, así que aprovechamos que de camino habíamos visto una pequeña feria de artesanía para hacer tiempo. No esperaba ver allí nada cosmético, hasta que de repente me vi delante de una abrumadora cantidad de cortes de jabón, un festival de color y de aromas sencillamente irresistible (no me daría toda la mañana para curiosearlos todos, creedeme). Me sonaba el logo, y tardé unos minutos en hacer la conexión neuronal que me decía: “esto lo conoces”. Ahí estaba, delante de todas las Chuches de Mujer, y con su creadora al lado.
Apenas pude hablar con ella unos minutos pero fue lo suficiente como para ver que era alguien que cuida de su trabajo, y que sabe que ofrece algo más que un jabón, ofrece algo artesanal, algo que visto en conjunto, allí todos colocados, podría casi llamarse Arte (y de hecho lo abría sido si me hubiese acordado de algo tan simple como hacer una fotografía a todos esos preciosos jabones juntos, pero estaba tan entusiasmada por encontrarme con Paloma que ni siquiera se me pasó por la cabeza…).
Y finalmente me vi en la encrucijada que no había sido capaz de resolver en los diversos paseos que hice por su web: elegir un jabón. ¡Había tantos y tan fabulosos! Así que con la cabeza medio fría me decanté por mi aroma favorito, la lavanda, y la necesidad de encontrar finalmente un exfoliante corporal que acabara con un mes de células muertas acumuladas (ahora me he juntado al final con tres o cuatro exfoliantes). De manera que el elegido fue este que veis en las imágenes: un jabón de lavanda y semillas de amapola.
Fui lo bastante fuerte como para no utilizarlo hasta sacarle las fotografías correspondientes, pero en cuanto estaban hechas me metí con él en la bañera: el aroma perfecto, ¡lavanda!, cremoso, la exfoliación intensa gracias precisamente a las semillas de amapola, genera espuma...
Para utilizarlo paso directamente el jabón por la piel para exfoliar y luego mi esponja de borla para generar espuma y limpiar bien el cuerpo, así que dos en uno. No deja la piel tersa, algo que pasa con algunos jabones en pastilla.
Intercambiamos emials, hablamos un par de veces por teléfono, pero estas vidas madrileñas ajetreadas nos impidieron concretar finalmente la cita (y yo mientras tanto me moría de ganas por ver aquellas delicias en directo…). La cosa se enfrió y el contacto se perdió. Hasta que la casualidad me permitió hace unas semanas toparme de nuevo con ellos, esta vez en vivo, aunque sin querer.
Había quedado con unas amigas para desayunar-comer y llegamos demasiado pronto al garito al que íbamos, así que aprovechamos que de camino habíamos visto una pequeña feria de artesanía para hacer tiempo. No esperaba ver allí nada cosmético, hasta que de repente me vi delante de una abrumadora cantidad de cortes de jabón, un festival de color y de aromas sencillamente irresistible (no me daría toda la mañana para curiosearlos todos, creedeme). Me sonaba el logo, y tardé unos minutos en hacer la conexión neuronal que me decía: “esto lo conoces”. Ahí estaba, delante de todas las Chuches de Mujer, y con su creadora al lado.
Apenas pude hablar con ella unos minutos pero fue lo suficiente como para ver que era alguien que cuida de su trabajo, y que sabe que ofrece algo más que un jabón, ofrece algo artesanal, algo que visto en conjunto, allí todos colocados, podría casi llamarse Arte (y de hecho lo abría sido si me hubiese acordado de algo tan simple como hacer una fotografía a todos esos preciosos jabones juntos, pero estaba tan entusiasmada por encontrarme con Paloma que ni siquiera se me pasó por la cabeza…).
Y finalmente me vi en la encrucijada que no había sido capaz de resolver en los diversos paseos que hice por su web: elegir un jabón. ¡Había tantos y tan fabulosos! Así que con la cabeza medio fría me decanté por mi aroma favorito, la lavanda, y la necesidad de encontrar finalmente un exfoliante corporal que acabara con un mes de células muertas acumuladas (ahora me he juntado al final con tres o cuatro exfoliantes). De manera que el elegido fue este que veis en las imágenes: un jabón de lavanda y semillas de amapola.
Fui lo bastante fuerte como para no utilizarlo hasta sacarle las fotografías correspondientes, pero en cuanto estaban hechas me metí con él en la bañera: el aroma perfecto, ¡lavanda!, cremoso, la exfoliación intensa gracias precisamente a las semillas de amapola, genera espuma...
Para utilizarlo paso directamente el jabón por la piel para exfoliar y luego mi esponja de borla para generar espuma y limpiar bien el cuerpo, así que dos en uno. No deja la piel tersa, algo que pasa con algunos jabones en pastilla.
Los ingredientes que lleva son: Agua destilada (infunsión de Lavanda, Hidróxido Sódico, Aceites de Oliva, Coco, Aguacate, Almendras Dulces, Soja y Germen de Tirgo, Manteca de Karité, Vitamina E, Esencia de Lavada y Semillas de Amapola.
El jabón cuesta 5,50 € y es ideal. He vuelto a visitar la página y mi sensación sigue siendo que los quiero absolutamente todos. Además hay jabones para mascotas, para hombres, sales de baño (las de lavanda me están poniendo ojitos...), encontraréis jabones para todo tipo de pieles, para paliar diferente problemas... y la posibilidad de presentarlos de una manera preciosa para regalarlos. Y sinceramente, a mi que me los regalen... ¡No podréis elegir uno solo!
¿Qué os parecen? ¿Os gustan los jabones hechos a manos?
GRACIAS A TODAS POR LEER, COMENTAR, Y COMPARTIR.
UN ABRAZO.
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