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Letizia Buzón rescata el Jabón de Alepo

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Cuando decidí empezar a escribi en My Cosmetic Art, quería poder contar mi experiencia con algunos productos cosméticos que me gustasen (pocas veces me habéis oído hablar de cosas que no me gusten, soy más de ver el lado bueno), transmitir que mi entusiasmo por la cosmética transciende tan solo a la belleza, y contar historias chulas. Los dos primeros puntos son sencillos, el tercero cuesta más, pero cuando salen historias conmovedoras de una marca el producto es casi lo de menos. La de Letizia Buzón es una historia triste y conmovedora, pero ilusiona y da esperanza, y el producto que hay detrás es posiblemente el cosmético más antiguo del mundo: el Jabón de Alepo

Letizia Buzón rescata el Jabón de Alepo
Si, el jabón de Alepo está catalogado como el más antiguo del mundo, y tiene la friolera de 2000 años (creo que son algunos más). Extendido por Europa por las Cruzadas, hace 1000 años, es el antecedente directo del jabón de Marsella y seguramente del jabón de Castilla. Tiene aceite de olivavirgen, aceite de laurel y poco más, es apto para todo tipo de pieles y además trata pieles sensibles y frágiles afectadas por el acné e incluso por psoriasis, dermatitis atópica, eczemas... Una joya. 

Pero esta maravilla que debería ser Patrimonio de la Humanidad está en peligro, ya que se fabrica en Alepo, un ciudad siria azotada por 8 años de guerra que han reducido el centenar de fábricas que había en la región a tan solo dos. ¡Dos! No es una pena, es una tragedia. Pero aquí es donde entra Letizia Buzón, y es que la empresaria madrileña ha creado una fábrica en la fronterta turco-siria, a tan solo 54 kilómetros de Alepo, para que la tradición de elaborar el jabón de Alepo no se pierda. La fabricación del jabón la llevan a cabo los mismo jaboneros sirios refugiados, manteniendo vivo ese conocimiento. Casi nada. 


Letizia Buzón rescata el Jabón de Alepo

Como veis es un jabón marrón, dorado por fuera, pero por dentro es de color verde. Este tono exterior lo adquiere tras 9 meses de secado (el buen jabón como el buen jamón requiere de un buen proceso de curación). Como os decía está hecho con aceite de oliva y aceite de laurel, en este caso en proporciones de 60% y 40%. Las proporciones son importantes, porque cuanto más aceite de laurel lleve mejor es la calidad del jabón, y mejores resultados se obtienen de él. Además esta proporción se indica en el sello de cada jabón de Alepo por medio de sus estrellas: cada estrella supone un 5% de aceite de laurel, por tanto, 8 estrellas es un 40%. 

El aceite de laurel es por tanto muy importante para su elaboración; se extrae de las hojas y las bayas frescas del árbol por destilación al vapor, se lleva a ebullición junto con los demás ingredientes y una vez lista la mezcla se extiende sobre una superficie plana. Después se corta a mano y se estampa el sello también a mano. Se apilan las barras para que penetre el aire y se deja secar y endurecer 9 meses conservando intacto en su interior su característico color verde (os dejaré una foto en mi cuenta de Instagram para que veáis su color interior). Es un jabón que se conserva muchísimo tiempo, hay quienes dicen que tienen pastillas desde hace 25 años con las propiedades intactas. Casi nada.

Letizia Buzón rescata el Jabón de Alepo

Tiene un aroma muy peculiar. Personalmente no me resulta desagradable, es un aroma fuerte, no invasivo, muy natural, pero muy alejado de las fragancias limpias y dulces a las que estamos acostumbrados. No es un drama creedme, cuestión de acostumbrarse. Se puede utilizar como jabón de manos, como jabón de cuerpo e incluso para la cara. Para esto último es un jabón fantástico, suave al tacto, que limpia la piel sin agredirla ni un poquito. Las pastillas la verdad es que son bastante grandes, y son pesadas (200 gramos). He tratado de partirlo pero se desmenuza, así que lo utilizo en cachitos pequeños muy prácticos para las manos o la cara pero insuficientes para el cuerpo.

Letizia Buzón rescata el Jabón de Alepo

Para quienes el aroma pueda ser una barrera existe una versión a la que simplemente se le añade agua de tulipán y tiene como resultado un aroma más floral. La pastilla es más pequeña (125 gramos) y manejable, diría que hecha con molde, sin cortar; pero si os digo la verdad es te aún no lo he probado, me parece tan bonito... así que me lancé de lleno a por el anterior, a por el auténtico.

Ambos se presentan en unas cajas de cartón preciosas tipo cajón, y en vueltas en papel con el estampado de la marca, así que es totalmente reciclable, y es también perfecto para regalos. Son 100% naturales, veganos, sin perfumes, sin parabenos, sin químicos.

Letizia Buzón rescata el Jabón de Alepo

Y además hay una versión líquida, bastante espesa pero líquida al fin y al cabo. Tiene la misma finalidad que la pastilla, se puede usar en cuerpo, manos, cara e incluso pelo (a este último fin no me he atrevido a darme todavía). La composición es la misma, supongo que la diferencia es que se le pone más agua y no se somete a desecación, pero insisto, es una suposición. El aroma es igual que el del primer jabón, y se presenta en un envase de plástico con dispensador que tiene 250 ml. También venía dentro de una caja de cartón, pero la tengo un poco espachurrada, de ahí que la haya dejado fuera de las fotos. Este está destinado en mi lavabo, como jabón de manos y cara, y en ambos casos me ha dado buenos resultados. No reseca y no aporta grasa, y es más cómodo de usar. Eso sí, preferiría un envase de cristal que tiene un mejor proceso de reciclado. Por lo demás de 10.

Los precios en orden de aparición son: 12,40 €, 13,50 € y 11,96 € en la web de la marca.

Letizia Buzón rescata el Jabón de Alepo

Os prometí una buena historia y un buen producto y espero que todo estuviera a la altura de las expectativas creadas... Me gusta apostar por marcas pequeñas, nacionales y con algo detrás, algo más que un cosmético. Sin duda los jabones de Letizia Buzón cumplen: son perfectos para tenerlos en casa como jabón de cabecera, una apuesta responsable que apoya una causa humana, naturales, con envases que apuestan por el cartón en el caso de los jabones sólidos; que además ayudan a cuidar pieles incluso delicadas. Son una apuesta por la tradición, por la cultura, por el patrimonio y por la identidad de un país azotado por la guerra. Son también perfectos para hacer un regalo cuando no se sabe qué regalar, a cualquier persona, y sino echad un vistazo a los estuches de madera hechos por artesanos sirias que ofrece la marca. Y creo demás que tienen un precio bastante razonable.

¿Qué os ha parecido Letizia Buzón? ¿Conocíais el jabón de Alepo y su historia?



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