Tenía pendiente hablaros de nada menos que tres pastas de dentes, muy diferentes entre sí pero también muy peculiares. Así que como es un tema que quizás se salga un poco de la temática del blog (tampoco mucho...), he optado por aunarlas todas en un solo post, y creo que el resultado puede ser interesante. Como os digo, todas ellas tienen algo en común: son curiosas. Una es negra, otra tiene purpurina, y tercera vocación botánica.
Empezamos con la negra... Cuando digo que es una pasta de dientes de color negro lo hago de manera literal: tanto el envase como la pasta son negros. Cuantos menos es algo curioso para una pasta de dientes (y molón...). Pero es que demás es blanqueadora. Ecodenta es una pasta de dientes lituana que se puede comprar por unos 4 € en la web Vita33. Conocí el producto gracias al evento Merienda Blogger celebrado hace ya algunos meses... Esta pasta de dientes tiene carbón negro, que fortalece y blanquea los dientes, y teavigo, que los protege y tiene acción antibacteriana. Su textura y su sabor son los tradicionales de una pasta de diente normal, es mentolada, no deja restos negros y limpia bien los dientes, dejando una sensación fresquita en la boca. Blanquear... pues no he notada nada en especial, pero tampoco con otras pastas de dientes que prometen lo mismo. Es efectiva y tiene ese atractivo curioso que me llevaría a volver a usarla.
La segunda pasta de dientes no es en realidad pastas, sino que viene en formato polvo, una relativa novedad (creo que salieron por Navidad) de Lush. Su polvo dentífrico de fresa Tooth Fairy, además de ser novedoso en cuanto a formato (aunque sus clásicas pastillas no se quedan atrás), tienen otra peculiaridad que a pesar de ser una chorrada a mi me pierde: tienen purpurina. Bueno shimmer. Y no, no se queda en los dientes ni en los labios. A mi me gusta decir que es 'la pasta de dientes de las princesas'... Es efectivo, es fácil de usar (se moja el cepillo de dientes, se mete en el bote y con el agua el polvo impregna el cepillo, y se cepillan los dientes de forma normal). Hace espuma, limpia bien los dientes y sabe a fresa. Esto es para mi una ventaja, pues el sabor a menta de las pastas de dientes no me gusta (me toca aguantarme), pero a cambio se pierde la sensación de frescor después del cepillado. Quizás no sea un dentrífico para tener de cabecera, pero como poco para un capricho esporádico, para hacer un regalo, o para conseguir que los niños se laven los dientes creo que es fantástico. Contiene 35 gramos y cuesta 6,95 €.
La última pasta de dientes se vino conmigo del evento Mi Cosmética Bio y más, que organiza Susana de Beauty Blog by Susana. La marca es una vieja conocida: Kemphor. Estoy segura de que ha pasado por los baños de muchas de vosotras. Pues, bien, con motivo de su centenario, la marca ha renovado su imagen para darle un bonito toque vintage, que evoca a los primeros envases, en sus versiones clásica, blanqueadora y cuidado de encías, y también en su enjuague bucal. Bien, pues además entre los ingredientes de las pasta de dientes Kemphor encontramos mirra, tomillo, coriandro, menta piperita, cardamomo y canela, dando lugar a una fórmula muy interesante. Me encanta el cepillo de dientes de madera, pero siento deciros que no lo he visto comercializado en ningún sitio (si alguien lo ve que se pronuncie) ni tampoco está disponible en la tienda online de la marca... Cada pasta de dentes grandes cuesta en torno a los 3 €.
¿Conocías estas pastas de dientes? ¿Con cuál os quedáis?
La segunda pasta de dientes no es en realidad pastas, sino que viene en formato polvo, una relativa novedad (creo que salieron por Navidad) de Lush. Su polvo dentífrico de fresa Tooth Fairy, además de ser novedoso en cuanto a formato (aunque sus clásicas pastillas no se quedan atrás), tienen otra peculiaridad que a pesar de ser una chorrada a mi me pierde: tienen purpurina. Bueno shimmer. Y no, no se queda en los dientes ni en los labios. A mi me gusta decir que es 'la pasta de dientes de las princesas'... Es efectivo, es fácil de usar (se moja el cepillo de dientes, se mete en el bote y con el agua el polvo impregna el cepillo, y se cepillan los dientes de forma normal). Hace espuma, limpia bien los dientes y sabe a fresa. Esto es para mi una ventaja, pues el sabor a menta de las pastas de dientes no me gusta (me toca aguantarme), pero a cambio se pierde la sensación de frescor después del cepillado. Quizás no sea un dentrífico para tener de cabecera, pero como poco para un capricho esporádico, para hacer un regalo, o para conseguir que los niños se laven los dientes creo que es fantástico. Contiene 35 gramos y cuesta 6,95 €.
La última pasta de dientes se vino conmigo del evento Mi Cosmética Bio y más, que organiza Susana de Beauty Blog by Susana. La marca es una vieja conocida: Kemphor. Estoy segura de que ha pasado por los baños de muchas de vosotras. Pues, bien, con motivo de su centenario, la marca ha renovado su imagen para darle un bonito toque vintage, que evoca a los primeros envases, en sus versiones clásica, blanqueadora y cuidado de encías, y también en su enjuague bucal. Bien, pues además entre los ingredientes de las pasta de dientes Kemphor encontramos mirra, tomillo, coriandro, menta piperita, cardamomo y canela, dando lugar a una fórmula muy interesante. Me encanta el cepillo de dientes de madera, pero siento deciros que no lo he visto comercializado en ningún sitio (si alguien lo ve que se pronuncie) ni tampoco está disponible en la tienda online de la marca... Cada pasta de dentes grandes cuesta en torno a los 3 €.
¿Conocías estas pastas de dientes? ¿Con cuál os quedáis?