Piel preciosa con Aceite de Monoï de Tahití.

Reconozco que cuando compré este aceite me dejé llevar más por su popularidad que porque pensara que fuese a gustarme si quiera... y sin embargo me ha encantado. A pesar de todos los usos que por lo visto tiene yo solo le he dado uno, y me resisto a utilizarlo para nada más para no desperdiciar una gota. Lo he utilizado en la piel, para hidratarla tras la ducha, y me ha vuelto loca. 

El Aceite de Monoï es aceite natural de coco, pero de cocos tahitaianos, que tienen una gran calidad, y que se dejan macerar con flores de tiaré, también típicas de Tahití, en la Polinesia francesa. El resultado es un producto que lo mismo sirve para hidratar la piel, que el cabello... Es también famoso como aceite de bronceado, pero para este fin es recomendable buscar uno que tenga un poco de protección SPF. Además tiene una ventaja, y es que no resulta caro. 

Como este aceite tiene una producción muy geolocalizada, desde 1992 el Gobierno de Tahití creó un certificado - logo oficial para evitar productos fraudulentos, que este producto de iHerb que os muestro tiene incluido en la parte posterior del envase. 

Como os decía tan solo lo he utilizado como hidratante de piel  y los resultados han sido geniales. Se me había terminado el after sun que he estado utilizando todo este verano y me acordé de que tenía este aceite. No suelo utilizar aceites tras la ducha desde que hace unos años tuve una reacción alérgica cutánea a uno de ellos (marca Deliplús, ahí comenzó mi aversión hacia esta marca blanca), pero ese debía andar inspirada y le di una oportunidad al Monoï. Lo apliqué sobre la piel todavía mojada y después sequé los restos de humedad a toques con una toalla. Con la piel todavía húmeda se extiende perfectamente. Tiene una textura fluida, lo que viene siendo un aceite, pero tengo entendido que cuando la temperatura baja se solidifica. Si esto pasara se me ocurre que para poder dejarlo en estado líquido antes de utilizarlo podría ducharme con él, que se derritiese con agua caliente. 

El resultado es una piel muy bonita, hidratada, con un toque satinado y un ligero perfume a tiaré (un olor floral que no a todo el mundo le gusta, para lo que existen versiones con aroma a coco o a vainilla en esta misma gama).  El aroma es muy suave, como os decía no me resulta molesto y perdura un tiempo en la piel. ¡Me encanta! Además ayuda a que el bronceado perdure en el tiempo. No resulta grasa para nada, es más, se absorbe muy bien teniendo en cuenta que es un aceite, y no mancha la ropa, ni siquiera la toalla al secar la piel. 

El aceite de color amarillo suave se presenta en una botella de plástico de 120 ml. La pega que tiene es que no tiene dispensador, la apertura de la botella es muy grande lo que hace que controlar la cantidad de aceite que sale sea un poco complicado. Dentro además encontramos una flor de tiaré, supongo que tiene una función decorativa, o de aportar un poco más de aroma al aceite. En cualquier caso se mantiene en el fondo del bote y no molesta. Entre los ingredientes encontramos un 99% de aceite de coco, flor de tiaré, perfume y está enriquecido con vitamina E. 

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