Todavía tengo cosas de Lush sin estrenar de aquella tanda de productos que compré allá por septiembre cuando llegaron cosas nuevas a las tiendas de Madrid y yo me vi en la obligación de arrasar con todo. Estoy tratando de gastar antes de abrir, pero creo que voy a tener que cambiar mi estrategia por gastar antes de comprar (prometo que estoy en ello, pero a veces tengo momento de debilidad). El caso es que una de las cosas que utilicé enseguida, sobre todo porque no tenía ningún producto similar, fue el exfoliante de manos Salted Coconut. No es que me hiciese falta, no creo que tenga la necesidad específica de exfoliar mis manos con un producto específico, pero tengo que decir que le he encontrado un par de utilidades que no suple ninguna otra cosa...
Como os podréis imaginar el producto sirve para exfoliar las manos, para retirar las células muertas y aportar suavidad. Combinado con una crema de manos que además hidrate es un producto muy interesante y muy agradable. Se puede utilizar bien sobre las manos mojadas y luego aclararlo, o sobre las manos secas y luego aclararlo; de esta segunda forma la exfoliación es mayor.
Es un producto cremoso, con un grano ligero pero abundante, que hace de él un producto efectivo. No hace espuma aunque si es capaz de limpiar, de eliminar suciedad, incluso la que está más arraigada. Yo por ejemplo, cuando me pinto las uñas más bien me pinto medio dedo y por el camino cae la uña, así que es una gran aliado para quitar los restos de esmalte que me dejo en la piel. Deja la piel suave, hidratadita y nada pegajosas, la sensación es muy agradable.
El aroma es peculiar. Además pensaba que era cosa mía pero lo comenté hace unos días con Medusa de Medusseando y las dos estábamos de acuerdo en que el exfoliante huele a plastilina. Es una regresión a la infancia total. No es que huela mal, pero no es el aroma que se espera cuando se abre un exfoliante de manos ¿no? Cuanto menos es curioso. No es un aroma intenso, de hecho para recibirlo hay que meter las narices casi dentro del envase; y tampoco perdura en la piel.
Entre sus ingredientes encontramos Sal Marina, Infusión de Limón, Tofu, Cera de Japón, Aceites de Argán, de Coco y de Nerolín, manteca de Cupaucu y Glicirina.
Hay un uso perfecto para este exfoliante al que yo le he sacado mucho partido: para quitar purpurina y shimmer de las manos. Si trabajáis habitualmente con alguno de estos productos, o si como yo sois aficionadas a los polvos corporales con brillos (podéis ver aquí los First Snow, y aquí los Fairy Dust), sabréis que el hecho de que las manos queden llenas de puntitos brillantes no es especialmente práctico, sobre todo si después nos tocamos la cara. Con Salted Coconut no queda ni rastro de ninguna de las dos cosas en las palmas de las manos.
La caducidad del producto es de 14 meses, que no está mal si se hace de él un uso moderado. Contiene 130 gramos y cuesta 9,95 €. Impresdindible no es salvo casos de descamaciones en las manos (en ese caso recomendaría ir al médico...), pero para lo que os he comentado de la purpurina, o incluso para sacar pintura de las manos de los niños, o simplemente por aportar un puntito un poco spa al ritual corporal creo que puede ser interesante ¿no os parece?
¿Habíais oído hablar de él? ¿Qué productos específicicos utilizáis para las manos? ¿Os llama la atención?
Como os podréis imaginar el producto sirve para exfoliar las manos, para retirar las células muertas y aportar suavidad. Combinado con una crema de manos que además hidrate es un producto muy interesante y muy agradable. Se puede utilizar bien sobre las manos mojadas y luego aclararlo, o sobre las manos secas y luego aclararlo; de esta segunda forma la exfoliación es mayor.
Es un producto cremoso, con un grano ligero pero abundante, que hace de él un producto efectivo. No hace espuma aunque si es capaz de limpiar, de eliminar suciedad, incluso la que está más arraigada. Yo por ejemplo, cuando me pinto las uñas más bien me pinto medio dedo y por el camino cae la uña, así que es una gran aliado para quitar los restos de esmalte que me dejo en la piel. Deja la piel suave, hidratadita y nada pegajosas, la sensación es muy agradable.
El aroma es peculiar. Además pensaba que era cosa mía pero lo comenté hace unos días con Medusa de Medusseando y las dos estábamos de acuerdo en que el exfoliante huele a plastilina. Es una regresión a la infancia total. No es que huela mal, pero no es el aroma que se espera cuando se abre un exfoliante de manos ¿no? Cuanto menos es curioso. No es un aroma intenso, de hecho para recibirlo hay que meter las narices casi dentro del envase; y tampoco perdura en la piel.
Entre sus ingredientes encontramos Sal Marina, Infusión de Limón, Tofu, Cera de Japón, Aceites de Argán, de Coco y de Nerolín, manteca de Cupaucu y Glicirina.
Hay un uso perfecto para este exfoliante al que yo le he sacado mucho partido: para quitar purpurina y shimmer de las manos. Si trabajáis habitualmente con alguno de estos productos, o si como yo sois aficionadas a los polvos corporales con brillos (podéis ver aquí los First Snow, y aquí los Fairy Dust), sabréis que el hecho de que las manos queden llenas de puntitos brillantes no es especialmente práctico, sobre todo si después nos tocamos la cara. Con Salted Coconut no queda ni rastro de ninguna de las dos cosas en las palmas de las manos.
La caducidad del producto es de 14 meses, que no está mal si se hace de él un uso moderado. Contiene 130 gramos y cuesta 9,95 €. Impresdindible no es salvo casos de descamaciones en las manos (en ese caso recomendaría ir al médico...), pero para lo que os he comentado de la purpurina, o incluso para sacar pintura de las manos de los niños, o simplemente por aportar un puntito un poco spa al ritual corporal creo que puede ser interesante ¿no os parece?
¿Habíais oído hablar de él? ¿Qué productos específicicos utilizáis para las manos? ¿Os llama la atención?
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